Representantes de colectivos vecinales de la ciudad, que participaron esta tarde, en nuestra sede, en la mesa debate “El asociacionismo en Compostela”, incluida en el ciclo “Compostela 2023-2027. Presente y futuro”, organizado por la Real Sociedad Económica de Amigos del País de la Ciudad de Santiago (RSEAPS), reclamaron que las asociaciones sean tenidas en cuenta por las administraciones a la hora de adoptar decisiones estratégicas y de importancia para la capital gallega.
Mari Cruz Vázquez Veiga, presidenta de la Federación de Asociaciones Vecinales del Rural de Santiago (FERUSA), que agrupa a las 21 asociaciones correspondientes al mismo número de parroquias que existen en el rural compostelano, afirmó que “por parte de las administraciones debería potenciarse la participación activa, la reivindicación, la colaboración y la codecisión, partiendo siempre de la información precisa”. En su opinión, “falta apertura, debido respeto al asociacionismo” por lo que cree que “es necesario dar un golpe en la mesa para que nos escuchen de verdad, atiendan nuestras propuestas e reivindicaciones, que no vean al movimiento vecinal como un enemigo, sino como colaborador”. “El movimiento asociativo unido trabajará para conseguir un rural digno”, concluyó.
Por su parte, Mercedes Vázquez Bartomeu, ex presidenta y miembro de la Junta Directiva de la Asociación Vecinal A Xuntanza del barrio de San Pedro, señaló que el asociacionismo en la ciudad “tiene mejor salud de lo que nos puede parecer, aunque carece de la visibilidad que merece”. Para ella, “estas entidades conocen como nadie su parte de la ciudad y en muchos aspectos, lo cotidiano de la propia Compostela”, y sin embargo, según su criterio, “son las grandes olvidadas en tiempos recientes, cuando habrían ayudado, y mucho, a proponer soluciones a los desafíos que los tiempos nos proponen como ciudad y como comunidad”. “El movimiento asociativo de la ciudad”, afirmó, “es enormemente dinámico, pero está lateralizado en la toma de decisiones y eso no es bueno”. Y añadió: “Creo que necesitamos una nueva gobernanza, como ciudad y como comunidad de personas, para diseñar y encaminarnos hacia un nuevo proyecto de ciudad, y en él, es imprescindible la aportación de la ciudadanía comprometida, que constituye el núcleo de las asociaciones y colectivos sociales”.
En la mesa de debate también participó Roberto Almuíña, presidente de la Asociación de Vecinos de la Ciudad Histórica, que recordó que ese colectivo se creó en junio de 2019, porque “cuando a mediados del año 2018 se estaba redactando el Plan de Gestión del Plan Especial de la Ciudad Histórica, no había una representación organizada de los vecinos afectados por él”. El ponente aseguró que, “una vez resueltos temas como el de la peatonalización de la Plaza de Mazarelos, el servicio de fibra óptica, la retirada de la compactadora de Fonseca o los problemas de inestabilidad de los taludes de la Rúa Pombal, aún quedan muchos asuntos que tienen que ser tratados en un futuro inmediato”. Y entre ellos citó, por ejemplo, la pérdida de población en la ciudad histórica -del 25% entre 2000 y 2020-, el déficit de infraestructuras, el deterioro de esa zona de Compostela, la política turística de la ciudad, el impacto ambiental de las terrazas, la movilidad en la ciudad histórica o la fiscalidad de las ayudas a la rehabilitación.
Por último, Manuel López-Ribadulla, presidente del Ateneo de Santiago de Compostela, centrado en la promoción y difusión de la educación, la ciencia y la cultura, trazó los objetivos de su entidad como asociación ciudadana, habló de su modelo organizativo, así como de las características generales de lo que representa el Ateneo en la sociedad compostelana. Además, realizó un recorrido por las distintas etapas de la entidad, desde su constitución en 2008, hasta hoy, y se refirió a sus perspectivas de futuro.
