El presidente del Consello Galego de Economistas, Miguel Vázquez Taín, considera que “es evidente” que el impacto económico del Camino de Santiago “ha sido muy positivo”. No obstante, afirmó, “queda potencial asociado al Camino por aprovechar, no tanto referido al número de visitantes a atraer, como a la actividad económica última que estos generan en la ciudad”.
“Debemos ser capaces de ofrecer atractivos turísticos más allá de los ligados al propio Camino y a la Catedral, que permitan atraer a otras tipologías de visitantes, así como lograr una mayor permanencia de estos, realizando actividades alternativas”, añadió. Para Vázquez Taín, “eso ayudaría además a atemperar el impacto negativo que las afluencias masivas generan en determinadas épocas y en determinadas zonas de la ciudad”.
Y es que, según él, “actualmente existe un riesgo de que el Camino y la ciudad se asocien con el fenómeno de la masificación turística y de que en la ciudadanía de Santiago se asuma la sensación de que el turismo tiene un impacto negativo que conlleva costes importantes para la ciudad”. “Ni una cosa, ni la otra, se ajustan plenamente a la realidad, por lo que entre todos debemos desplegar la pedagogía necesaria para evitar ese riesgo, que redundaría negativamente en la ciudad”, concluyó.
El reto del turismo sostenible en el Camino
Por su parte, José Antonio Redondo incidió en el turismo sostenible como “una oportunidad y un desafío para el Camino de Santiago”, lo que según él implica “un equilibrio entre los aspectos económicos, sociales y ambientales del sector turístico”. “El Camino de Santiago”, destacó también, “es un destino turístico de gran valor histórico, cultural, religioso y natural, que atrae a miles de peregrinos cada año y que genera un importante impacto económico, social y ambiental en los territorios por los que discurre”.
En ese sentido, remarcó, “el turismo sostenible contribuye a mejorar la calidad y la competitividad del Camino de Santiago, a conservar y a poner en valor su patrimonio natural y cultural, favoreciendo por lo tanto el desarrollo local y la cohesión social de las comunidades locales”.
Redondo, para quien “los retos que se plantean para el futuro deben basarse, como las prácticas que ya se han implementado, en los principios y directrices de la Organización Mundial del Turismo”, concluyó que “el turismo sostenible es una necesidad y una responsabilidad compartida entre todos los actores involucrados en el Camino de Santiago, tanto públicos como privados, tanto locales como globales, tanto anfitriones como visitantes”. “Requiere una visión integral, de una gestión participativa y de una acción coordinada, que permita aprovechar las oportunidades y afrontar los desafíos que plantea el Camino, como un destino de referencia mundial”.
La mesa debate sobre el impacto económico y social del Camino de Santiago, la última de este año del ciclo “Compostela 2023-2027. Presente y futuro” de la Real Sociedad Económica, fue encabezada por su presidente, Francisco Loimil Garrido, y conducida por la profesora titular de la Facultad de Económicas de la USC y miembro de la Junta Directiva de la RSEAPS, Dolores Álvarez.